Dec 22, 2014

Camino de la Cruz

Inescrutables y misteriosos son los caminos del Señor. Tanto, como el devenir paulatino y a la vez vertiginoso del marco vital en el que se encuadra nuestra existencia. Ésta, acorralada, incluso amedrentada tantas veces por las diferentes acometidas ideológicas, educacionales o religiosas que conforman el entorno del propio individuo, ha de tomar derroteros excepcionales, tratando así de solventar esa dura papeleta con la que lidiamos a diario, dejándose llevar, influenciada por estos o aquellos preceptos que de alguna manera se han impuesto a los demás competidores.
 
Camino de la cruz insta a espectadores crédulos o no con respecto a asuntos de fe a acompañar a una niña de catorce años decidida a acometer, sin atender a otras consideraciones incipientes en la vida adolescente, un particular viacrucis. Con este pretende entrar a formar parte de ese selecto número de almas que dieron su vida por los demás empujados siempre por ese halo divino que les otorgará automáticamente la categoría de mártires. 
El enfoque unidireccional con el que el director alemán Dietrich Brüggemann retrata la historia, que en principio pareciese una crítica al soporífero y consensuado fanatismo religioso por parte de autoridades eclesiásticas y progenitora, y se va diluyendo sin dejar de apostillar las torturas psicológicas sufridas por la chica. Incluso se torna un aliado, a medida que el metraje de la cinta va desfilando por la luz del proyector, con lo que pudiera convertirse en ese milagroso estadio al que la joven ansía llegar convertida ya en merecidísimo mártir, fruto de su tesón y fuerza espiritual. Tal es así, que no se aprecia una postura clara por la que Brüggemann se decante con respecto a esa amalgama de condicionantes religiosos y el sacrificio a través de la fe, dejando en manos del espectador un juicio sin ningún elemento de distorsión a la hora de crear esa opinión personal tras los créditos del final.
La cinta se estructura en catorce partes simbolizando las catorce estaciones del viacrucis de Jesús. Eligiendo con gran acierto el plano con el que quiere enfatizar tal o cual elemento narrativo, el cineasta alemán atrae magistralmente con la cámara la atención del respetable, sugiriendo con cada movimiento un plus de emoción hilado a golpe de traveling. Escenas confeccionadas a golpe de bisturí descriptivo sin ningún desperdicio, en las que se nos muestra con rotundidad el poder visual de cada secuencia.
Destacar el trabajo de la joven protagonista Lea Van Acken (María). La película se proclamó como ganadora del premio al mejor guión en Berlín y de la Espiga de Plata en la Seminci de Valladolid.

En ocasiones una ascensión a los cielos hace que todo lo terrestre parezca del todo intranscendente.

 
Carlos Pérez
 

“Kreuzweg”


Inscrutable and mysterious are the ways of God. As much as the simultaneously dizzying and gradual evolution of the vital frame that fits our existence. It is cornered and even bullied many times by different ideological, educational or religious charges that conform the own individual environment. So it should take exceptional paths, trying to solve this tough task with which we deal on a daily basis, being carried along, influenced by these or those precepts that somehow have been imposed on other competitors.

“Kreuzweg” urges the viewers (faithful or not) to accompany a fourteen-year-old girl decided to undertake without dealing with any other considerations emerging in teen life, a particular Stations of the Cross. She aims to be part of this select number of souls who gave their lives for others always pushed by this divine aura that will automatically give them the martyrs’ category.
 
The one-way approach with which the German director Dietrich Brüggemann portrays the story, that at first seems to be a critique to the soporific and consensual religious fanaticism by ecclesiastical and progenitor authorities, but it is slowly diluted while it keeps apostilling the psychological tortures suffered by the girl. It even becomes an ally as the movie footage parades through the projector light with what could become this miraculous stage which the young woman craves to become, already converted into well-deserved martyr, as a result of her determination and spiritual strength. Such is the case that is not appreciated a clear stance that Brüggemann chooses among this melting-pot of religious factors and sacrifice through faith, letting the viewer create a personal opinion after the final credits without showing any distorting element.
 
The film is divided into fourteen parts symbolizing the fourteen stations of Jesus´ Way of the Cross. Choosing the level that you want to emphasize this or which narrative element, the German filmmaker masterfully attracts the attention of the audience with the camera with great success, suggesting with each movement an emotion´s bonus connected by force of traveling with each movement. Scenes made by the blow of a descriptive scalpel without any waste, which show us emphatically the visual power of each sequence.
We want to highlight the work of the young protagonist Lea Van Acken (Maria). The film became the winner of the Award for Best Screenplay in Berlin and the silver spike in Seminci de Valladolid. Sometimes an Ascension into heaven makes all the terrestrial seem entirely unimportant.
 Carlos Pérez
Review: Pilar Colomo
 

 
 

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