Sep 18, 2014

Líbranos del mal

No hay nada como una buena salsa para elevar a los altares gastronómicos cualquier tipo de pasta. Ingrediente fundamental para aderezar sustanciosamente este plato en concreto, avocando a los acérrimos a este tipo de viandas a bendecir con especial devoción esa íntima y acertada comunión  entre condimento y elemento a condimentar.
Si trasladásemos el símil al mundo cinematográfico y más en concreto al género del terror, encontraríamos elementos clave que suponen ese ingrediente especial que hará brillar a producciones que sin estos convenientes aderezos quedarían reducidas a un mero ejercicio de tiro con munición de fogueo.
Scott Derrickson emplea en Líbranos del mal, su recién horneado plato fuerte, varios, quizá demasiados de estos típicos edulcorantes que a la postre convierten la receta en algo empalagosa y carente de esa masa fundamental a la que le falta el golpe de calor que le proporciona un horno, a una temperatura y tiempo idóneos. Y es que este relato paranormal basado en una vivencia real va dando tumbos como si de un arbitrario movimiento de peonza se tratara por distintos estadios de algunos géneros del celuloide, que deslavazadamente combinados no hacen otra cosa que, lejos de sumar, restan puntos a una historia que no acaba de transmitir lo que, sin duda, sus responsables pretendieron desde la primera toma.

Insertada en una casi agobiante e interminable oscuridad la cinta se encarama, pretendiendo con ello lograr la venia del respetable al tan manido como recurrente tema “exorcismo”. Este es escoltado a veces por una trama policial comandada por un más que consistente Eric Banna, otras por el consiguiente drama familiar que acarrea el abnegado cumplimiento del deber, y otras enmarañadas tomas tan oscuras como poco relevantes y menos aún reveladoras de ese sobresalto tan esperado como ausente. Por supuesto donde hay exorcismo debe haber exorcista y este, encarnado por Edgar Ramírez, se contagia cómo no, del poco peso específico de su maligno contendiente y en general del de gran parte de la totalidad de la cinta.
Elementos oscuros del pasado del protagonista o incursiones de la trama que atañen  a su propia familia, no hacen sino poner un puntito de sal a una receta un tanto desaliñada.        

 

Carlos Pérez
 

 “Deliver Us from Evil” 


There's nothing like a good sauce to improve any type of past. Essential ingredient to flavor this dish in particular, substantially encouraging the fans to this type of food to bless with special devotion that successful and intimate communion between condiment and element to spice.

If we moved the analogy to the film business and more specifically to the horror genre, we would find key elements that mean that special ingredient that will make productions shine, which without these suitable dressings, would be reduced to a mere exercise in shooting with blank ammunition.

Scott Derrickson employs in "Deliver Us from Evil", his recent baked main dish, several, perhaps too many of these typical sweeteners that ultimately turn the recipe overseet and lacking of that critical dough that lacks the heatstroke that you get with an oven, with a suitable temperature and time. And this paranormal story based on a real experience stumbles as if it was a random top move through different stages of some kinds of celluloid, which disjointed combined, instead of adding, subtract points to a story that doesn't quite convey what undoubtedly perpetrators claimed from the first shot.

Inserted in an almost overwhelming and endless darkness, the film climbs up, pretending thereby to obtain the permission of the audience to the so broken as recurrent theme "exorcism". This is sometimes accompanied by a police plot commanded by a rather than consistent Eric Banna, others by the subsequent family drama that brings the selfless fulfilment of duty, and other tangled scenes as dark as little relevant and even less revealing that awaited as absent startle. Of course where there is exorcism there must be an exorcist too, and this one, played by Edgar Ramírez, who of course gets affected by the light specific importance of his evil contender and in general from the one of most times on the film
Dark elements of the past of the protagonist or incursions of the plot involving his own family, they just put a speck of salt to a somewhat scruffy recipe. 

Carlos Pérez
Review: Pilar Colomo

 

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