Apr 30, 2014

La mujer del quinto


A vueltas con la sempiterna canción que a muchos ya nos suena con excesivo eco y que volvemos a entonar cada vez que nos disponemos a dar buena cuenta de una cinta que adapta una obra literaria, es imperativo que el poso de ese indefectible soniquete, independientemente de ese toque personal, acertado o no, del responsable de plasmarla en el celuloide, tenga un peso específico considerable a la hora de valorar ésta con mayor o menor puntuación.

Y comprobado queda en multitud de ocasiones que el trasvase de papel a celuloide no le sienta nada bien a la mayoría de estrenos que se enrolan en esa no siempre grata odisea de aventurarse con un más que reconocido éxito literario. Aunque por otra parte, bien es sabido que a veces es la magia del cine quién se lleva el gato al agua en esto de hacer honor al texto adaptado e incluso superarlo con creces.
El director polaco Pawel Pawlikowski se atreve en esta ocasión con “La mujer del quinto”, obra homónima del dramaturgo estadounidense Douglas Kennedy, quien colabora también en la ejecución del guion. Después de títulos tan gratificantes como “Last Resort” (2000) o “Mi verano de amor” (2004), la expectación era de obligada concurrencia  en este nuevo trabajo del cineasta europeo, el cual llega con tres años de retraso a las carteleras españolas.
Un psicodrama bosquejado precariamente con trazos de un marcado estilo Polanski, en el que se dan cita en un París bohemio, oscuro, de arrabales en los que la dignidad ha dejado paso a una necesidad primaria que acaba siempre por imponerse en situaciones límite, variopintos personajes que irán dando forma a una trama que en buena parte de sus escasos 83 minutos de metraje resulta falta de ritmo e incluso tediosa, enmendándose en parte esta cuestión en la recta final de la cinta, donde el desenlace de la historia palia en cierta medida el tono mediocre del resto del film.

Ethan Hawke (Tom), asimila su papel hasta el punto donde su personaje le permite, brillando por momentos y perdiéndose en otros, en los que el mínimo feeling existente  con Kristin Scott Thomas (Margit), su volátil y misteriosa amante y alguna que otra sobrenatural escena casi adherida con cola, hacen complicado un resultado óptimo. La parte jovial y menos tétrica  de la cinta la escenifica una Joanna Kulig (Ania), que saca partido a un papel con poco poso pero que sin embargo encarta mejor en  esa relación amatoria con el protagonista.
Cinta elaborada a conciencia, que acusa quizá ese tortuoso sendero que va del papel a la gran pantalla, pero que sobre todo se deja en el tintero eso de convencer y atrapar al espectador no sólo al final, si es que lo consigue, sino también con, no digamos la totalidad, pero sí gran parte, de los restantes fotogramas. 

Carlos Pérez
 
                                          The Woman in the Fifth
 
Related to the everlasting song that sounds similar to many of us with excessive echo and we come back to sing whenever we have to give a good account of a film adapting a literary work, it is imperative that the grounds, regardless of that personal touch (successful or not) have a considerable weight when the time comes for assessing this with a higher or a lower mark.
And it’s been proved in many occasions that the shift from paper to celluloid does not sit well with the majority of releases that sign in this not-always-pleasant Odyssey adventure of performing a more than recognized literary success. But on the other hand, is well known that sometimes is the magic of the cinema that does honor to the adapted text and even surpass it by far.
The Polish director Pawel Pawlikowski dares this time with "The woman in the fifth", homonymous work by the American playwright Douglas Kennedy, who also assists in the execution of the script. After titles as rewarding as  "Last Resort" (2000) or "My summer of love" (2004), the expectation was great in this new work by the European filmmaker, which comes three years late to the Spanish billboards.
A psychodrama sketched precariously with strokes of a marked Polanski style, brought together in a dark, Bohemian Paris of slums in which dignity has given way to a primary necessity that always end up in limit situations, diverse characters who will be giving shape to a plot which in most of its 83 minutes of footage has a lack of rhythm and even tedious. The ending of the film partially amends this issue, where the outcome of the story soften somehow the mediocre tone of the rest of the film.
Ethan Hawke (Tom), assimilated his role so much, shining in some times and getting lost in others, where the minimum existing feeling with Kristin Scott Thomas (Margit), his volatile and mysterious lover and some another supernatural scene almost stuck with glue, make complicated an optimum result. The jovial and less gloomy film part is the one with Joanna Kulig (Ania), who takes advantage of a role with little grounds but which however fits perfectly in that love relationship with the starring.
It is an elaborated film in detail, which accuses that tortuous path that goes from paper to the big screen, and which mostly left for the ending  the thing of attracting and catch the viewers.
Carlos Pérez
Translation review: Elvira Salinas

 
 

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