Feb 12, 2014

La gran estafa americana


Un film verdaderamente bueno no lo es siempre por el hecho de haber invertido en él grandiosos emolumentos, contar con lo último en tecnología punta o disponer de intérpretes  en estado de gracia, no ya en el panorama actual,  sino dando el 150% en este trabajo en concreto. Hay cientos de superproducciones que han sido engullidas sin remedio por sus propias ansias de estrellato, por tambaleantes pronósticos que la daban como  clara vencedora en cualquier entrega del más prestigioso de los galardones cinéfilos, o por la mera apetencia que de vez en cuando nos embarga  de encumbrar una cinta como estrella indiscutible.

“La gran estafa americana”, es una de esas producciones que nacen con un pedigrí sintomático de un  éxito arrollador, independientemente de su corroboración pertinente el día  de su estreno. El olor a victoria es perceptible mucho antes de que el primer fotograma se plasmase en la pantalla, alguien se encargó de ponerle esas gotitas de Chanel mucho antes de que su presentación en sociedad se hiciera efectiva. Una construcción indestructible con fundamentos sólidos, lista para afrontar los huracanes más violentos en forma de feroces críticas (si es que éstas llegasen a producirse).

Parafernalias estilísticas que cuidan hasta el más irrelevante de los detalles ( cardados imposibles, pantalones acampanados),  una exquisita y cuidada banda sonora, preparada al efecto, que sube la tonalidad de un escenario setentero ya  de por sí bien estructurado, y el haber contado con actores en estado de gracia como, Christian Bale, Bradley Cooper o esa perla añadida, Jennifer Lawrence, a la que no prestamos mucha atención obviando lo que en un principio nos parece un  personaje de relleno, y que a la postre se reivindica a si mismo dando un golpe tan glamuroso como enérgico, poniendo sobre las cuerdas en ese ring de féminas desmelenadas, a  su no menos grandiosa compañera de reparto, Amy Adams.

Con estas envidiables bazas cuenta el director David O. Russell para conformar esta madeja de  dimes y diretes, entramados de corruptelas varias y personajes que no son ni buenos ni malos, sino marionetas a las que se les afloja o estira demasiado el hilo, el cual acaba enredando a un espectador perdido en este laberinto en el que ni el mismísimo Teseo lograría salir victorioso. La pretensión de rizar el rizo argumental a veces tiene efectos contraproducentes, aunque las corruptas realidades que se pretendan plasmar en el film, arcaicas o recientes, sean aún mucho menos entendibles.

Carlos Pérez

                                               American Hustle


A film is not always good just because of having invested grandiose emoluments, having the latest technology or having actors in State of grace who do as well as they can in this work in particular. There are hundreds of blockbusters that have been swallowed up inevitably by their own desire for stardom, despite all the predictions that showed it as a clear winner of the most prestigious award.

"American Hustle" is one of those productions which are born with a symptomatic pedigree of an overwhelming success, regardless of its affirmation the day of the release. The smell of victory is perceptible even before the first frame is on the screen, someone was responsible for putting those “drops of Chanel” before it was presented in. An indestructible construction with a strong base, ready to face the most violent hurricanes in the form of fierce criticism - if it should occur.

Stylistic paraphernalia caring for the most irrelevant details (impossible backcombing, flares), an exquisite and meticulous soundtrack, a well-structured scenario from the 70’s, and actors such as Christian Bale, Bradley Cooper, or Jennifer Lawrence, to whom we do not pay much attention, ignoring what initially seems a minor character, but who eventually reclaim her place in a glamorous and energetic way, on that ring of fashion women, with her no less great colleague, Amy Adams.

The director David O. Russell counts on these secret weapons to make up this story, full of corruption and characters who are neither good nor bad, but puppets who hook the audiences and make them get lost in this labyrinth in which nor would Theseus emerge victorious from. The ambition of crown it all sometimes has counterproductive effects, although the corrupt realities that they intend to capture in the film, ancient or recent, are still much less understandable. 

Carlos Pérez

 Translation review: Elvira Salinas  

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